sábado, 25 de febrero de 2012

Iba todo genial. Ni me he despertado con el pie izquierdo, ni he pensado en lo que ocurrió ayer, ni en lo que ocurrirá mañana, simplemente en vivir el presente, hoy, el día a día. Pero cuando intentas tener una mentalidad un poco más positiva (al menos más de la que suelo tener normalmente), acabas hundida por distintos factores o personas que no tienen ni idea de lo que tú eres, por lo tanto no tienen derecho a juzgarte.
Luego la cosa se ha ido empeorando poco a poco, porque me lo intento tomar en serio, pero al parecer tú no lo haces. Y si en ese momento me estás dedicando un segundo de tu tiempo, quiero que ese segundo sea mío y de nadie más. Porque sé que pude parecer algo muy egoísta por  mi parte, pero en realidad si de 168 horas que tiene una semana me dedicas un mísero segundo, no creo que te vayas a morir ni nada por el estilo.Y aquí es cuando entran los factores que alteran ese segundo. En los que te dan ganas de encerrarte en el baño y echarte a llorar.
También es importante no romper tres cosas: la amistad, el corazón y las promesas. Cosa que no has debido entender muy bien, porque no ha habido ni una sola que no hayas roto ya.
Menos mal que suelen decir que detrás de una tormenta viene la calma, y así a sido. Otros factores (positivos) llegan y te arreglan la vida y durante ese momento dejas de pensar en las cosas negativas y solo te apetece estar sonriendo y divertirte.
Lo malo de todo esto es que siempre suele haber más momentos negativos que positivos, o al menos eso es lo que tu cerebro quiere que pienses, aunque no entiendo el por qué.
Porque tú memoria se acuerda de muchos momentos malos, pero....¿y qué a ocurrido con los buenos?
De todas formas intenta ser positivo, y convierte a los peores momentos en uno de los  mejores de tu vida, y esto te lo dice una de las personas más negativas del mundo.


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